El viernes 11 de mayo, Enrique Peña Nieto, candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI)
a la presidencia de México, se presentó en la Universidad
Iberoamericana en el afán de realizar un mitin con los universitarios.
La idea era encontrarse con un noble auditorio (preparado por su equipo
con anticipación) para llevar a cabo un simulacro de fidelidad,
partidismo y apoyo incondicional en el que Peña Nieto pudiera poder
extender su ancho y largo discurso demagógico, estereotipado y vacío. Un
discurso memorizado a fuerza de repetición, plagado de frases hechas,
de retórica que da noticia del más casposo, corrupto y añejo PRI.
Un discurso sin huesos, descafeinado y somnífero, de aquellos capaces
de aburrir al estudiante más presto. La idea era que después de este
discurso los estudiantes previamente adiestrados rompieran en aplausos y
vítores; y de ser posible, el destello de una lágrima de cocodrilo en
los ojos de la más guapa de las chicas.
Pero no fue así.
Ni mucho menos.
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http://revista.ecaminos.org/article/ahi-es-donde-la-puerca-torcio-el-rabo/
Pero no fue así.
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