imagina
Rubén Espinosa
/ Edson Lechuga
imagina que eres una chica joven.
imagina que estudias danza contemporánea en la
universidad de veracruz; que destacas, que bailas con fragilidad y fuerza, que
te mueves, que presientes que el viento te comprende.
imagina que haces giras en el extranjero gracias a
tu trabajo, gracias al lenguaje de tu cuerpo, al ritmo de tu cuerpo, al rito de
tu cuerpo.
imagina que una tarde cualquiera un fotoperiodista
viene a cubrir una presentación tuya. imagina que te mira, a través del lente
te mira y luego sin el lente te mira aún. aún te mira.
imagina que se acerca, a través del lente se
acerca y luego ya sin el lente se acerca aún. aún se acerca.
tú que lees esto imagina que te habla, te cuenta,
te lleva. imagina que salen juntos, comen juntos, duermen juntos, bailan
juntos. imagina que se emparejan. imagina que comparten tardes y noches y días
y meses y vida.
e imagina que en estos años lo ves trabajar: horas
enteras sentado delante de su computadora editando fotos, eligiendo fotos,
seleccionando fotos. horas enteras metido en las fotos, absorto en las fotos,
ahogado en las fotos.
imagina que en las marchas, en las protestas, en
las manifestaciones él es uno de los que cubre, de los que indagan, de los que
buscan. porque, imagina, que al fotógrafo lo muerde la impunidad; lo lastima el
abuso; lo hiere injusticia.
así que localiza, hurga, observa y dispara,
atrapa, denuncia.
imagina que sus fotos trascienden como trasciende
tu cuerpo, el ritmo de tu cuerpo, los movimientos de tu cuerpo. sus fotos se
publican en importantes medios nacionales. sus fotos se hacen portadas de
revistas, portadas de portales. sus fotos dicen cosas de los estudiantes,
hablan de los campesinos, narran sobre el conflicto de los maestros. sus fotos
señalan y protestan como protesta tu cuerpo cuando bailas.
imagina, lectora, entonces, que al gobernador de
tu estado no le gustan las fotos del fotógrafo. no le gusta que lo exhiban, que
la imagen capture sus gestos oscos, su rostro autoritario, impío, rencoroso.
imagina que a la policía de tu estado no le gusta
que el fotógrafo muestre sus violaciones, sus desalojos, su uso de la fuerza.
porque a la policía no le gusta que el fotógrafo
muestre a la policía;
al gobernador no le gusta que el fotógrafo muestre
al gobernador.
imagina por lo tanto que el fotógrafo se siente
amenazado.
acosado.
perseguido.
y lo dice. lo cuenta. lo expresa. lo manifiesta.
lo expone. lo publica:
me siento
amenazado, dice.
se sabe incómodo en mitad del régimen autoritario
y atroz en el que viven. porque imagina, tú que lees, que eres una chica joven,
bailarina y que vives aplastada por un régimen autoritario y atroz.
debido a esto imagina que huye.
el fotógrafo huye.
tu fotógrafo huye.
la persona a quien ahora amas huye.
y lo amas porque lo has visto trabajar, cocinar,
hacer las camas, lavar la ropa, barrer las habitaciones.
lo amas porque lo has visto estudiar, opinar,
disertar, luchar, indagar, delatar, protestar.
lo amas porque sabes que en un país aplastado por
un régimen autoritario y atroz las personas como él son imprescindibles aunque
parezca que nada sirve.
aunque parezca nada sirve.
sabes, dentro de ti, latiendo en ti, lector, que
en un país aplastado por un régimen autoritario y atroz las personas como él
son imprescindibles.
así que imagina que tu fotógrafo se cobija en otra
ciudad. una ciudad.refugio, una ciudad.oasis, una ciudad donde la brutalidad y
las cabezas no ruedan aún por sus calles. una ciudad donde aún no se ha
instaurado el reino del horror.
imagina que sufres la separación pero sabes que no
es nada serio. solo unos kilómetros. imagina que él y otros colegas también
amenazados desarrollan e implementan un protocolo de seguridad que los mantenga
tranquilos. un sistema de alertas, llamadas, mensajes que los haga sentir
seguros.
imagina que a partir de entonces él y tú, tú y él,
se reúnen cada dos semanas en una tercera ciudad a mitad de camino entre la
tuya y la suya.
imagina, lectora, que eres una bailarina joven que
dos veces al mes se acerca a un fotógrafo para decirle que lo ama, que se
cuide, que busquen la manera de estar juntos otra vez.
pero imagina que a uno de esos encuentros él no
llega.
no llama.
no avisa.
imagina que esperas. unos minutos. media hora. una
hora. dos. tres.
imagina que llamas a su madre (tu suegra), su
hermana (tu cuñada), sus amigos (tus amigos).
imagina que nadie sabe nada del fotógrafo.
imagina que buscas un ciber-café y continúas la
búsqueda.
fumas.
tú que no fumas, fumas.
imagina que la angustia inunda, carcome, destroza.
imagina que lloras sin saber por qué.
imagina que decides buscarlo en la ciudad.refugio,
la ciudad.oasis, la ciudad donde la brutalidad y las cabezas no ruedan aún por
sus calles. la ciudad donde aún no está instaurado el reino del horror.
tú que lees imagínate en un autobús yendo de una
ciudad a otra en busca de la persona que amas amenazada hace unos meses y
desaparecida ahora.
imagina lo que tus ojos ven.
imagina lo que tu corazón siente.
imagina lo que tu cabeza imagina.
imagina que llegas a la ciudad.refugio, subes al
metro, llegas a su colonia, a su calle y encuentras su edificio acordonado. rodeado
de patrullas y periodistas como él. como antes él.
imagina, lector, que lo siguiente que debes hacer
es ir al ministerio público a reconocer el cuerpo
su cuerpo
torturado y con un tiro de gracia en la cabeza…
ahora deja de imaginar.
porque esto es lo que le sucedió a la pareja de
rubén espinosa;
y a rubén espinosa;
y a nadia vera;
y a tres mujeres más.
en tu país,
en esta ciudad.refugio,
hace tres días.
1 comentario:
Es maravillosa la utilidad que haces de las palabras para que éstas lleguen a nuestra mente y a nuestro corazón. Sería imposible no empatizar después de leerte.
Gracias por seguir ahí!
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