comala: mancha.textual
sobre cuento en comala 2016
por edson lechuga
comala es un puño de letras levantando la cabeza para mirar al
horizonte.
un hervidero de textos agusanados pero vivos.

comala es una mancha.textual.
una sobre.mesa que comenzó el miércoles en la noche y terminó
el domingo. una perturbación que empezó en aquella vam donde un puño de damos y
caballeras nos hicimos bolas cuando empezamos a charlar sobre sesudas
reflexiones literarias y terminamos hablando de los moteles decadentes, los
antros hediondos y las pulcatas esparcidas por algunas ciudades de este
despedazado país.
comala es un hallazgo.
un encuentro.
un acierto.
una invención de lomelí y chantaca.
comala es una anomalía que comenzó en la artería, atravesó auditorios, colegios, ceresos, jardines, el
restaurante la antigua comala, la
mezcalería comalala, la exhacienda de nogueras, la cervecería jardín trapiche, el hostal comala y la casa de la cultura. dejó
caer su sol sobre nuestras cabezas y nos adelgazó la sangre con tanto jodido
aire puro. hubo que fumar, carnales, a madres y a mares para contrarrestar las
malas intenciones de salud que comala da, de por sí, sin pedir nada a cambio.
hubo que escabullirse, también, alejarse de la jauría para olisquear rincones y
ladrarle al ladrido de los perros de rulfo, o meterse en las callecitas de
nogueras y descubrir las manos de barro de los ceramistas saturninos y
comprender ahí que comala es una grieta.
una cicatriz.
un texto que nosotros ―horda de
escribanas, ascetas, abyectos escribidores, cachondas ermitañas, campesinos,
feroces fotógrafos, alimañas en abstinencia, letristas melancólicos, iniciados
e iniciales― desde la impertinencia y la sacralidad, intentamos continuar.
lo supe cuando escuche los
cuentos en boca de sus autoras, leídos uno tras otro, casi sin resuello y con
una vehemencia que hacía pensar en el calor de afuera, en el mezcal de anoche,
en el ardor de adentro.
se leyó, carnales,
se leyó con enjundia como debe
leerse un cuento.
y luego se le dio su buena
aplaudida a los lectores.
se discutió, también, se habló de
bebidas espirituosas y herrumbres y herrajes y mecanismos narrativos y teorías
y citas de hartos, puños, chingos de escritores como si de veras,
como si al cuento le importara algo
su autor,
como si le fuera necesario.
se conversó, carnales, se habló
de recursos y técnicas y teorías y anécdotas y experiencias. pero eso es lo de
menos; lo importante es que se leyó, se llevó el cuento a la voz.
pero comala también tiene nombres y hay que nombrarlos: luis felipe, valentín, ada,
sugey, fernanda, rafa, daniela, yunuén, mayela y brenda: la banda, la tribu,
los mugres.de.mis.uñas y las comaltecas letra.heridas. porque sin ellos nomás
nel, nomás nanai, nomás ni madres. porque con ellos simón. con ellos cincho.
con ellos silabario. con ellos comala es un ladrillo,
un ladrido,
una cuento envenenado,
una noche empapada de alcohol y
humo,
una caminata en la madrugada
escuchando el golpeteo de las botas en el empedrado,
un artefacto de ficción donde los
autores cavamos para caber
una mentira bien contada que ardo
de ganas por volver a repetir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario