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noviembre 03, 2013

"No nos cabe tanta muerte" memorial a los feminicidios de Ciudad Juárez. Rocaumbert Espai d'Arts. Inauguración nov 7, 20h.

Proyecto colectivo artístico itinerante que denuncia desde culturas y miradas diferentes los feminicidios en Ciudad Juárez, a través del respeto y la memoria. Muestra incluída en la programación del Día Interncional contra la Violencia de Género.

agosto 28, 2013



he vuelto otro pero el mismo
igual pero diferente
he vuelto más sucio pero más obsidiana
más árbol y menos lumbre
más triste a carcajadas
más calle
más decepcionado pero más atroz
más agua y también más piedra

menos esperanza he vuelto
y más huesos
más besos
menos yo… pero más

otro pero el mismo
sin milagros aún y sin el mismo dios
pendiente de los mismos labios, es decir, otros
atado aún a las recién.nacidas palabras de siempre

respirando
todavía

con más nudos.mudos y muchos.muros

cerrando heridas y abriendo cicatrices
igual
pero diferente
otro
pero yo.




agosto 26, 2013

me llevo el somni,
el mar en invierno,
el vuelo nocturno de las gaviotas sobre el gótico.
me llevo las noches de abril, las letras catalanas, el carrer ample, santa rita patrona.de.los.imposibles y los frijoles del romesco, la clandestina, el electric bar.
me llevo el humo de las putas del raval, la filmoteca, el ruido de los trenes al partir, las causas que defendí y este cielo tachado por estelas.de.avión.
me llevo la fortuna de poder decir: “barcelona” sin temor a equivocarme, los aromas y la alergia de las primaveras; el hambre en mis tiempos.de.hambre, el recuerdo de muchas habitaciones y un hueco en mi columna.vertebral.
me llevo dos criaturas luminosas que esta ciudad tuvo a bien acompasar a mis pasos y a mis latidos. vilanova, mataró, sitges, el garraf, el arbre singular de sant antoni de vilamajor, la luz que entra por mi ventana en otoño y mi estudio en gracia con todos sus habitantes.
todas las nubes que bebí, todas las noches que lloré, todos los libros que leí.
pero sobre todo me llevo los rastros y los rostros de todos ustedes con quienes tuve la fortuna tropezar en estos once años,
dos meses
y dieciséis días.
sobre todo las risas y las seriedades de mis mujeres y mis hombres, de mis abuelos y mis niños.

dejo mi piel, unas gracias enormes en forma de libros, un ladrido de perro.de.azotea, un trozo de mi vida
y la certeza de volver a vernos pronto.

rieguen sus plantitas.
bona nit.

julio 29, 2013

Narrativa y Pensamiento. Taller. Casa Refugio Citlaltépetl. Iniciamos 6 de septiembre.

Escribir un texto narrativo es migrar: trasladarse de un sitio moral, ético, psicológico, anímico e incluso, físico, a otro sustancialmente diferente. Emprender este viaje supone una reflexión profunda sobre uno mismo; realizar un recorrido interno por nuestros juicios y prejuicios, nuestras limitaciones, nuestras debilidades, nuestros más oscuros e intrínsecos pensamientos.

Escribir es utilizar la palabra para hacer alquimia del aprendizaje que nos ha dejado todo aquello que hemos amado, sufrido, odiado, rechazado y anhelado. Es, también, el resultado de un proceso que empieza en la mirada: el escritor ve, absorbe el entorno, lo pasa por sus filtros [sus heridas, sus deseos, sus pasiones, sus miserias y sus grandezas], y lo devuelve por escrito, redefinido. Por otra parte un texto literario debe tener aliento estético y hondura léxica, poética subliminal, rabia intelectual, cuestionamiento a los rituales, a las normas, a las instituciones, a las conductas, a la condición humana en general.
En suma, escribir comprende un proceso dicotómico: por un lado indagatorio, por el otro, de construcción. El impedimento más significativo de este proceso es el miedo: el miedo a soltarse, a desnudarse; el miedo a descubrir qué miran nuestros ojos; el miedo a no ser aquello que los otros esperan que seamos.


Gabinete de lectura. Casa Refugio Citleltépetl. Iniciamos 6 de septiembre.


Ciertamente la lectura es una actividad privada e íntima; sin embargo, compartir las impresiones, cuestionamientos, dudas y reflexiones que nos ha dejado una novela, enriquece sustancialmente nuestra afición por leer.

Exponer en un mismo espacio los puntos de vista de personas distintas [con todo lo que ello implica], da pie a abrirse a otras opiniones, a ver cosas que no habíamos visto, disertaciones que pasamos por alto, información que obviamos; y más aún, desarrolla en nosotros una manera más profunda de encarar el mundo ofreciendo nuevas perspectivas de nuestro contexto y de nuestras actividades. Por último, el debate sobre las obras traza nuevas líneas de lectura para continuar ampliando nuestra biblioteca personal.



julio 04, 2013

II

el desamparo es un cadáver de mujer
las flores áridas esculpen un sol sobre su piel desierta como el desierto

desnuda antes
el mar estuvo aquí —en sus pechos— pero huyó hacia otros reflejos

en este tu suelo, hermano.lagarto
cada biznaga es ahora una lágrima golpeando mis sienes

mientras esa mujer
—desierta como el desierto
fría como la espuma e impía como la rabia de la mano que empuñó el arma que le quitó la vida—
te cuenta, hermano.lagarto, de las atrocidades que le han arrastrado aquí
donde solo en su piel es el incendio
y el mar no es en sus pechos como antes
y la arena no lastima más
porque nada duele ya en un cadáver

el desamparo es una mujer
desnuda antes
desierta como el desierto

esta tentación de fuga


junio 21, 2013

el eco de lo blanco está en lo negro y al revés


huir hacia otra mentira


La Jornada :: 2012

gotas.de.mercurio, título de la novela más reciente del narrador.

Exploro el dolor del traidor, porque el traicionado no sufre hasta que se entera: Edson Lechuga

Por Carlos Paul
El intento de huir, la fuga fracasada, lo inasible del pasado, la conciencia de la traición amorosa y la exploración del proceso creativo son temas centrales de gotas.de.mercurio, la novela más reciente del escritor Edson Lechuga.
Coeditada por los sellos Montesinos y Colofón, el volumen –que anoche fue presentado en la Universidad del Claustro de Sor Juana– adentra al lector en la vida de Sergio Bretón, personaje atormentado por su remoto e inmediato pasado, que intenta romper un profundo y complejo círculo vicioso mediante múltiples huidas.
Bretón sabe bien que si no se ocupa uno de arreglar las cosas, éstas no se van a solucionar con el tiempo ni con la distancia.
Tratar de escapar de la desgracia es lo que guiará el descenso del protagonista a los infiernos de la adicción, la culpa y la traición. Un infierno que lo mismo es una habitación de hotel, un cuarto de azotea, un departamento compartido o la tan añorada y monstruosa ciudad.
El libro gotas.de.mercurio es la cruda confesión de la deslealtad fraterna y el testimonio de su tendencia suicida a los triángulos amorosos, en el que las distintas mujeres son la misma mujer que como todos los personajes de esta novela pide a gritos ser salvada.
Bretón, frente a su pasado, se da cuenta de que hay hábitos, formas y maneras que no se trascienden nunca, que sigue siendo el mismo, pese a tratar de convencerse de que es otro. De ahí un verso de Octavio Paz, que sirve de epígrafe y leitmotiv a lo largo de la historia: Soy otro cuando soy.
El acontecimiento que marca ese círculo vicioso ocurre cuando de muy joven su novia enseña a Sergio que el pudor no sirve para nada. Se cachondean, besan y manosean y él tiene su iniciación sexual con Elisa.
Ahí empiezan sus dicoto-mías y su conciencia de ser un traidor. Por un lado quiere estar con la chica a la que ama, quien representa la pureza y, por otro, es atraído por su cuñada, una irreverente, carnal y sensual. Ese es el patrón que repetirá el protagonista una y otra y otra vez, en diferentes circunstancias y personajes, comenta el narrador a La Jornada.
Influencia de Huidobro y Vallejo
Para Edson Lechuga, el libro gotas.de.mercurio “trata del dolor del traidor, porque el traicionado no sufre hasta que se entera, si es que eso ocurre, pero el traidor carga con la conciencia y el remordimiento y tiene que apechugar las consecuencias, sean las que fueren”.
Escribir esta historia, explica el autor, le llevó dos años. “Fue un trabajo de orfebrería, pues siempre he considerado que en una novela todo significa, no solamente los personajes y los ambientes, sino cada palabra, cada oración y calificativo, cada fonema, cada coma, punto y parte.
Por ello, cada grafo que forma parte de la novela ha sido pensado, al considerar que nuestro idioma español es un lenguaje muy rico, específico, profundo y agudo, porque es capaz de llegar a sitios precisos con agudeza quirúrgica.
Escribirla, reconoce, fue desollarme y desollar el pasado, la realidad y sus circunstancias.
En ese sentido, añade, coincido con Vicente Huidrobo: la imagen evocada construida con palabras, puede ser más importante que la imagen real que no está construida con palabras. Huidrobo me enseñó que son posibles las cosas imposibles a través de la palabra.
Edson Lechuga (Pahuatlán, Puebla, 1970) tiene una hija y cuatro libros publicados: Llovizna, Elefantes y papalotes, Luz de luciérnagas y El canto de los búhos. De sí mismo apunta: Prefiero la duda a la certeza, lo sutil a lo concreto, la posibilidad al hecho, el mito a la leyenda, la lluvia de otoño al sol de verano, el pecado a la pureza, las cosas pequeñas a las grandes, las diablas a los dioses, la izquierda a la derecha y la literatura a la realidad; y dos de los autores que me han atravesado el costillar es Huidrobo y César Vallejo.

Los mejores libros de 2010. El Economista

http://eleconomista.com.mx/entretenimiento/2010/12/21/mejores-libros-2010





1. Sukkwan Island (Alfabia)
Esta novela hizo a David Vann acreedor del pretigioso Premio Médicis 2010. Sukwwan Island es una de las novelas más poderosas y agridulces que se han escrito desde La carretera de Cormac McCarthy: no en vano se le ha adjudicado a Vann el epítome de ser su heredero. Un padre decide llevarse a su hijo de 13 años a una isla en donde vivirán un año con apenas lo necesario para sobrevivir: una hacha para cortar leña, un arpón para pescar, y una pistola y un rifle para cazar animales y matar a los osos que acechen su cabaña. A partir de ese argumento, Vann hilvana los temas de la muerte, el suicidio, el aislamiento, la obsesión, la ceguera, el absurdo, la impertinencia y la animalidad, con una prosa superior: efectiva, ligera y mordaz.

2. Blanco nocturno (Anagrama)
Ricardo Piglia se tomó más de una década para publicar una nueva novela. Y es que después de escribir La ciudad ausente o Respiración artificial las exigencias y expectativas en torno de la obra del autor son mayores. Blanco nocturno confirma a Piglia como una de las voces más necesarias, agudas y deliciosas de la literatura escrita en español. El argumento de la novela parte de un crimen en donde lo más importante no es encontrar al asesino sino advertir las consecuencias del mismo. Una novela que es mucho más que su anécdota y adquiere el rango de símbolo a partir de la literatura misma: la mirada depurada del si mismo y la lentitud inherente a lo realidad son sus vectores de lectura. Es además una estación de la literatura latinoamericana subsecuente a la utopía del Boom y al desencanto bolañiano.

3. Infecciosa (Mondadori)
En sintonía con Piglia, Sergio González Rodríguez es otro de los escritores que hace emerger de la literatura los senderos más inesperados para entender la realidad: a partir de la fábula, la imaginación y el lenguaje. Infecciosa es una novela sorprendente y confusa que exige un lector no atento sino advertido, un lector que no solo lee sino interactúa con el ambiente turbio que se propone: la experiencia vertiginosa que ofrecen las pantallas,la ingravidez de los escenarios virtuales e imaginados y la conciencia de aceleración en un mundo en el cual la experiencia del viaje es la experiencia vital por excelencia: el viaje personal y privado que sin embargo y necesariamente atraviesa el espacio virtual en tiempo real y de forma pública.

4. Los muertos (Mondadori)
Cuando parece que ya todo se ha experimentado en cuestión literaria, hay escritores que confirman que al mismo tiempo que se puede ser novedoso y radical también se puede crear una narrativa sólida. En España, la generación afterpop es de lo más nuevo y sólido que hay en la narrativa que se escribe en español, uno de los escritores que se ubica en este grupo es Jorge Carrión, quien con Los muertos debuta como novelista con una obra que reúne genialidad, frescura y entretención. En la anécdota de esta novela, "Los muertos" es una serie televisiva de la cadena Fox, en la cual "reaparecen" personajes del pasado pero con diferentes nombres: desde Lady Macbeth hasta Roy Batty de Blade Runner. La serie se convierte en un fenómeno es escala internacional, pues se una de las polémicas es considerar la "vida" de los personajes de ficción. Una novela breve pero contundente, divertida y mundana; fundacional.

5. Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques (Anagrama)
Una imagen como la que sugiere dicho título escrita en los 40 solo podía ser atribuible a unos desadaptados. Si pensamos en genios literarios de este tipo los encontramos en los beatniks, y en sus figuras fundamentales: Jack Kerouac y William Burroughs. Antes de que escribieran sus novelas más importantes (En el camino y El almuerzo desnudo), la pareja de escritores decidió contar a cuatro manos una historia que les fue muy cercana: ocurrió en el Nueva York aún bohemio de los 40, en el que maduraron al amparo de los bares, suburbios y departamentos de segunda, cuando un amigo suyo, Lucien Carr asesinó a otro de la pandilla, David Kammerer que estaba enamorado de Carr. En esta novela primeriza ya descollan tanto la prosa intempestiva de Burroughs y el estilo elegante y acabado de Kerouac.

6. La prueba del ácido (Tusquets)
No en vano a Élmer Mendoza se le considera insignia de ese género inventado que la crítica tiene a bien llamar "narcoliteratura". Más allá de esta reducción, Mendoza se ha promulgado como un escritor del lenguaje y del estilo. Pero en su narrativa el estilo y el fondo son una misma cosa, podrían ser llamadas mendozinas, pero eso suena muy argentino. La prueba del ácido es quizá la mejor novela del sinaloense, en la cual retoma a su detective antiheroico, el Zurdo Mendieta, y parte del código realista para ir más allá de la mera sugerencia a un estado en donde el crimen, la impunidad y la corrupción son el pan de cada día: alcanza los límites reales en torno de la política, la empresa y el narco, la injerencia del gobierno estadounidense en el país llamado México y el desarraigo fronterizo de una sociedad confundida, consternada y descreída.

7. Hotel DF (Mondadori)
Guillermo Fadanelli concede muy pocas entrevistas, tal vez porque le choca que los periodistas no lean sus libros y le pregunten lugares comunes. Motivo suficiente para detenerse y no ansiar la entrevista vacía, sobre todo si en el plano de los escritores mexicanos consagrados, cuyo largo historial arroja las adaptaciones más dóciles al poder gerencial, Fadanelli es de lo menos común en nuestra literatura. En Hotel DF, el autor hace copio de toda su virulencia y viscosidad para entregar una novela ubicua cuyo discurso rector es mostrar la corrosión de una sociedad entera, a partir de un motivo simbólico elocuente por su impronta de engaño, misterio y provocación: un hotel, ubicado en el centro histórico de la Ciudad de México, núcleo de una red inabarcable e irreductible de intereses, negocios e intercambios ilegales y demás corruptelas.

8. El don de la vida (Alfaguara)
En la misma línea del estilo que lo hizo grande con novelas como El desbarrancadero o La virgen de los sicarios, en su más reciente novela El don de la vida, el escritor colombiano nacionalizado mexicano Fernando Vallejo organiza un relato ácido, crudo y violento en primera persona para contar unas horas en las que un viejo hace un repaso arqueológico de sus muertos. Contabiliza 757, mientras despotrica, como Vallejo, contra a todo aquello que merezca la pena despotricar: casi todo, excepto el lenguaje y la belleza. La de Vallejo es una voz necesaria porque escandaliza, polemiza y podemos estar de acuerdo o no pero nos hace pensar, y tan solo con la palabra es capaz de agitar nuestros intestinos.

9. Dublinesca (Seix-Barral)
Dublinesca es una de las novelas más genuinas y honestas del escritor catalán, Enrique Vila Matas con esta obra construye un aparato literario, cuya lectura se siente como si fuera una lectura tecnológica. Esa sensación que no es cosa menor y es un logro del estilo manifiesta la intención de Vila Matas: ofrecer una reflexión sobre la lectura, la escritura y sus soportes justo cuando nos ubicamos en el tránsito que supone lo que él llama la era Gutemberg a la era digital. Su personaje es un editor fracasado de apellido Riba que quiere realizar un ritual justamente el 16 de junio, el Bloomsday, día en que transcurre la novela vanguardista por excelencia y que es justamente un juego con el tiempo: Ulises, de James Joyce. Riba transita por un patetismo del tipo danteso, que en este inicio de siglo se intensifica porque el hombre se siente amenazado por el fin de los tiempos, y cobardemente busca en este liberarse de toda culpa.


Lista de honor

El Tercer Reich, de Roberto Bolaño (Anagrama) Verano, de Coetzee (Mondadori) Snuff, de Chuck Palahniuk (Mondadori) El fondo del cielo, de Rodrigo Fresán (Mondadori) Fiesta en la madriguera, de Juan Pablo Villalobos (Anagrama) Agosto, octubre, de Andrés Barba (Anagrama) Luz de luciérnagas, de Edson Lechuga (Montesinos) Missing (una investigación), de Alberto Fuguet (Alfaguara) El inventor de palabras, de Gerard Donovan (Tusquets) El caso Kurílov, de Irene Nemirovsky (Salamadra)
Decepciones: los premios

Libro de cuentos del año:
La marrana negra de la literatura rosa, de Carlos Velázquez (Sexto Piso)


Biografía del año

Memorias de un Rolling Stone, de Ron Wood (Global Rhythm)