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agosto 06, 2011

rulfo: nada más devastador


cuesta trabajo pensar a rulfo fuera de sus historias, ajeno o desvinculado del imaginario que creó con paredones de adobe, soles impasibles resecando los charcos y recalentando sombreros y rebozos, letanías y maldiciones.
es difícil afirmar que rulfo fue un hombre real, quiero decir, que perteneció a esta realidad tangible, concreta. un hombre con peso y calzado y talla y aficiones. la evocación de su figura suele tender hacia sus geografías, hacia sus espacios. pensamos a rulfo como un hombre de lodo que un día se erigió a voluntad y echó a andar por aquellas tierras áridas, vacías.de.dios.
tierras de donde surge [de dentro hacia fuera] su identidad
y [de fuera hacia adentro] su idea del mundo.
los vínculos que unen a rulfo con su obra son ancestrales, violentos y literarios hasta el agotamiento. quizá rulfo [él, hombre, ser humano, persona con pies y ojos, costillas e ideas], en ese ejercicio incandescente, absoluto, delirante y solísimo que es la escritura, terminó convertido en su propio texto,
se textualizó.
o quizá fue al revés; tal vez su letra transgredió las leyes de la naturaleza y ocupó no sólo su razón sino la razón del mundo [aquel mundo suyo donde se reflejaban las cosas de este mundo nuestro]. lo cierto es que en rulfo [quiero decir en él y en sus textos] lo literario y lo natural son una misma cosa terriblemente humana. nada más nítido. nada más devastador.
no hay, entonces, diferencia entre todos los significados de rulfo y su obra.
o mejor aún:
todos los significados de juan rulfo, el hombre, son su obra.
tan es así que no es difícil imaginar que el día de su muerte,
rulfo como preciado,
cayó de costado y luego, se desmorono como un montón de piedras.

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