Con el tercer mensaje de Lara mi realidad tomaba una densidad
insoportable. El peso de la mentira me sacudía. Debía encontrar una
fuga, un territorio secreto donde colar las lágrimas. Buscaba oídos y
los de Giuliana fueron los primeros que encontré. Se enteró por mi boca y
le hablé sin mentiras pero sin verdades. También a Pablo. A Silvana no.
prefiero la duda a la certeza, lo sutil a lo concreto, la posibilidad al hecho, el mito a la leyenda, la lluvia de otoño al sol de verano, el pecado a la pureza, las cosas pequeñas a las grandes, las diablas a los dioses, la izquierda a la derecha y la literatura a la realidad. viví en barcelona más de una década y ahí aprendí a ser uno de esos otros∙muchos que me habitan∙todos. sé ahora que escribir es escribir∙me y que todo texto es mejor que su autor.
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mayo 02, 2012
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