Yo escribía
para
huir de mí y, a la vez, para tener la certeza de que el hombre que cada mañana
me miraba desde el espejo no era otro más que yo. Tangible. Concreto. Escribía
para extender los dedos y tocar la noche con mis yemas [la noche diferente a mí.
La noche tersa que oculta otras noches pequeñas]. Escribía para indagar; para
contestarme aquellas preguntas que se me iban acumulando en las sienes; para escuchar
en otros un corazón como el mío, como el de los árboles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario