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noviembre 26, 2014

Anoche me soñé muerta

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Muchos años atrás, cuando el monte estaba espeso de yerbas y matas, una tarde de octubre el burro de Sabino se había detenido frente al puente colgante del Xolotla negándose a seguir la marcha. En aquel entonces las tablas del puente estaban podridas de agua y abajo rugía el caudal repercutiendo en el pecho del indio. Su animal se puso terco y enterró los cascos decidido a no dar un paso más. Sabino, que arrastraba tradiciones ancestrales como quien arrastra su pasado, estaba preparado y no dudó: fue delante del burro y tiró con fuerza,
sin miedo,
aun sabiendo que ambos iban a morir.

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