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Muchos años atrás, cuando el monte estaba espeso de yerbas y
matas, una tarde de octubre el burro de Sabino se había detenido frente
al puente colgante del Xolotla negándose a seguir la marcha. En aquel
entonces las tablas del puente estaban podridas de agua y abajo rugía el
caudal repercutiendo en el pecho del indio. Su animal se puso terco y
enterró los cascos decidido a no dar un paso más. Sabino, que arrastraba
tradiciones ancestrales como quien arrastra su pasado, estaba preparado y no dudó: fue delante del burro y tiró con fuerza,
sin miedo,
aun sabiendo que ambos iban a morir.
prefiero la duda a la certeza, lo sutil a lo concreto, la posibilidad al hecho, el mito a la leyenda, la lluvia de otoño al sol de verano, el pecado a la pureza, las cosas pequeñas a las grandes, las diablas a los dioses, la izquierda a la derecha y la literatura a la realidad. viví en barcelona más de una década y ahí aprendí a ser uno de esos otros∙muchos que me habitan∙todos. sé ahora que escribir es escribir∙me y que todo texto es mejor que su autor.
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noviembre 26, 2014
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