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agosto 21, 2015

estoy acostumbrado a otras cosas más hambrientas


más pegadas a los poros, a las piedras
más untadas a la piel del corazón de aquellos pájaros que incendian la noche con su vuelo de fuego
origen del ardor indígena de las mujeres del monte
            madres de puñados de maíz
            dadoras del nombre
            herederas de la sangre
            la mirada
            y esta necesidad de frijoles con chile.seco

estoy acostumbrado a otros golpes
a manotear para no morir ahogado
a desclavarme las espinas y usarlas para sacarme la carne de entre los dientes
a revivir muertos que no han muerto
y a mantener mitos como parvadas de tordos que manchan el cielo de la cordillera con su vuelo de animales.vivos

estoy acostumbrado a otras humedades, melodías, resabios
otros ríos más violentos
más necesitados

es mi costumbre tumbarme panza.al.cielo
y nombrar los astros con nombres de animales
acomodar estrellas a mi antojo y hacer que el firmamento se detenga


es mi costumbre hacer llover
elevar globos
contemplar a las catarinas caminando sobre mis dedos
seducir soldadas hasta que dejen caer sus aguas sobre mi tierra.de.tierra

estoy acostumbrados a otros modos:
                                   la suciedad de la noche
                                   las heridas de la lluvia
                                   el dolor de los borrachos empedernidos
el secreto de las perversiones.



edson lechuga

2 comentarios:

Anónimo dijo...

m
e
g
u
s
t
a

Eduardo Reséndiz dijo...

Yosîsoyedsonlechuga.

Sigo del texto su relieve, la composición de la memoria a través de un escenario espurio y gris vuelve en su prodigio de eco con atravesar el lenguaje y llegar al mítico lugar donde la lluvia se dice lluvia y moja, siendo con ello una entereza.