El bicho sintió mi presencia y enderezó la cabeza. Siempre he creído,
sinceramente, que los gatos son los peores animales del mundo; éste que
tenía delante, me miró con sus pupilas verticales y tuve la sensación de
que con él ahí, echado sobre la maleta en mitad de la habitación,
vigilando, era imposible siquiera dar un paso más allá del umbral.
prefiero la duda a la certeza, lo sutil a lo concreto, la posibilidad al hecho, el mito a la leyenda, la lluvia de otoño al sol de verano, el pecado a la pureza, las cosas pequeñas a las grandes, las diablas a los dioses, la izquierda a la derecha y la literatura a la realidad. viví en barcelona más de una década y ahí aprendí a ser uno de esos otros∙muchos que me habitan∙todos. sé ahora que escribir es escribir∙me y que todo texto es mejor que su autor.
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