tú y yo tenemos restos indios en la sangre
rasgos de tierra en las venas
rastros aztecas en la piel
tú y yo mujer.que.ve
estamos atados al ombligo de la misma luna
no hay tiempo entre nosotros
no hay mar
no hay dunas
ni cal en los párpados bastardos de nuestras lejanías
ni lenguajes extraños como telarañas enredadas en la lengua
ni trasatlánticos navegantes juicios.judeos
porque tú y yo mujer.que.cree.y.que.crea
estamos unidos al mismo humo
a la misma siembra
a la misma cuna
en nuestros labios late la misma selva
el mismo cactus
en nuestros dedos hierven los mismos vicios
en nuestras uñas laten las mismas muertes
y tenemos en nuestras manos la misma cicatriz de los años.
prefiero la duda a la certeza, lo sutil a lo concreto, la posibilidad al hecho, el mito a la leyenda, la lluvia de otoño al sol de verano, el pecado a la pureza, las cosas pequeñas a las grandes, las diablas a los dioses, la izquierda a la derecha y la literatura a la realidad. viví en barcelona más de una década y ahí aprendí a ser uno de esos otros∙muchos que me habitan∙todos. sé ahora que escribir es escribir∙me y que todo texto es mejor que su autor.
Buscar este blog
agosto 02, 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
-
Hace un momento sonó tu teléfono celular y no supe qué hacer, Dorina. Súbitamente una ráfaga de miedo se coló en mí junto con la cancioncita...
-
Semilla de maíz. Soy una semilla de maíz. Estoy puesta aquí por las manos de un nagual. Me ha dejado aquí para que mi sangre, sangre la tier...
1 comentario:
Me parece que este es uno de los que mas me gustan de tus poemas... aunque no me he leído todos. Un abrazo grande y cuidese!
Lía
Publicar un comentario