para
huir de mí y, a la vez, para tener la certeza de que el hombre que cada mañana
me miraba desde el espejo no era otro más que yo. Tangible. Concreto. Escribía
para extender los dedos y tocar la noche con mis yemas [la noche diferente a mí.
La noche tersa que oculta otras noches pequeñas]. Escribía para indagar; para
contestarme aquellas preguntas que se me iban acumulando en las sienes; para escuchar
en otros un corazón como el mío, como el de los árboles.
prefiero la duda a la certeza, lo sutil a lo concreto, la posibilidad al hecho, el mito a la leyenda, la lluvia de otoño al sol de verano, el pecado a la pureza, las cosas pequeñas a las grandes, las diablas a los dioses, la izquierda a la derecha y la literatura a la realidad. viví en barcelona más de una década y ahí aprendí a ser uno de esos otros∙muchos que me habitan∙todos. sé ahora que escribir es escribir∙me y que todo texto es mejor que su autor.
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junio 14, 2013
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